Releer: Frustrarse. Volverse a frustrar... Djuna

Siempre recuerdo a Deyanira, cuando digo tu nombre.
Deyanira, aquel nombre para una niña que elegimos entre mi hermana y yo
y que ya nadie llevará;
Deyanira, pues ella era el triunfo sobre el machismo frustrante,
mundo frustrante,
MURO único que nadie derribó,
ya nadie derribará,
no queda tiempo,
TODOS TEMEN A LA VERDAD,
hasta los políticos, LAS, que dicen no temerla.

Leer a Djuna, Djuna Barnes... es frustrarse.
Frustrarse viendo
cómo hace dejación la excelencia,
ella,
en la importancia
o el escaño asegurado en el parlamento del mundo,
Eliot,
respecto a lo que es este mundo
o lo que en él importa
y es considerado respetable o genial;
frustrarse viendo cómo esa dejación se convierte en pasaporte
para continuar por la vida cuarenta años de vegetación.

No nos produce más que indignación
ver ese capítulo final en su novela, bosque
de frases insólitas,
del que con tanta astucia anunciase Eliot, primero que "sobraba",
para cambiar, ¡Oh misterio!, de criterio a continuación
y considerarlo, de lo más astuta inteligentemente, "imprescindible".
Ver ese capítulo final en su novela, bosque
o templo al verso frase luminosa
(bosque de luz en ese aspecto,
timo primero: pretenderlo noche),
capítulo final que a la autora le fue impuesto,
torcida a escribirlo para que fuese su trabajo publicable,
aspirar a comer de él como todo el que se esfuerza;
ver ese cap. donde el panegírico de lo perseguido
por el genocidio más horrendo del que todas las sociedades y tiempos son culpables,
homosexualidad en general, lesbianismo sobre todo,
en algunos lugares de la obra tan bello y luminoso,
verlo convertido... en un no sé qué zoofílico,
cruel incluso con la imagen del animal,
ni decimos ya del hombre, sobre todo la hembra
...en un no sé qué de insulto sobre ésta,
convertida la autora en sucia mercachifle de su obra
dispuesta a satisfacer las exigencias
de sus editores-Eliot.
Eliot ¿Quizá el instigador de ese capítulo final que 1º sobraba,
para a continuación ser imprescindible?

Retorcidos instigadores-editores-Eliot
cuyos egos permanecen indisolublemente unidos
a las sociedades que representan como cancerberos,
heterosexuales en este caso,
o cancerberos de todo, en todo, cualquier tema,
ellos: LA OPINIÓN, la general...
si la crean... si pueden así ser considerados
desde sus puestos de directivos de banca, prensa, editorial, política.
Retorcidos instigadores-editores-Eliot,
propietarios de egocéntrica viciosa heterosexualidad
dueña del mundo, creadora de su opinión o de sus lugares de respeto;
heterosexualidad teñida tantas veces de homosexualismo
o utilización repugnante del mismo,
bien para lucirse de Judas o de Caines exterminadores,
cuando de Vivien-Djuna-explotadores,
ellas las homosexuales enfermas,
del "bosque de la noche" de la "locura moral".
Ellas las patológicas lesbianas
que han de reconocerse de zoófilas,
o reconocerse enfermas aberrantes
en capítulos finales-prisiones domiciliarias
instituciones psiquiátricas-penales,
ya que invocaron al bosque
saltándose la veda del conejo o las reglas.
¡Ellas las zoofílicas de su propio sexo
que han de pagar con encierro en institución mental
mientras sus dineros sirven para encumbrar el nombre de sus maridos
tanto como para enterrar de la forma más dramática el de ellas;
o han de pagar redactando capítulos finales
que coronen de lápida a una obra:
Hasta aquí llegarás... y cuarenta años para arrepentirte!

Y es esa nube de frases luminosas, esa tormenta,
verso ascendiendo-descendiendo en surtidor,
lo que debiera convertir a esta sra, Djuna,
en todo un vademécum para citas:
"Suéltate Infierno, y tu caída será interrumpida por el techo del Cielo".
"Rézale al buen Dios y Ella te protegerá.
Personalmente lo llamo "Ella" por cómo me ha hecho;
es una manera de restablecer el equilibrio y compensar el error".
"¿Has amado alguna vez a alguien que se haya convertido en ti mismo?".
"Una vez oí gritar a un espíritu, comprendiendo
que era un misterio que avanzaba continuamente hacia el exterior
y que ni siquiera me pertenecía".
"Puede ir a cualquier lugar y hacer cualquier cosa,
porque se olvida;
yo no puede hacer nada y debo quedarme donde estoy,
porque recuerdo".
"Para llegar a sí misma acabaría con el mundo entero,
si el mundo se interpusiera en su camino,
y es que el mundo se interpone".
"Si no quieres sufrir, debes hacerte pedazos".
"Son los muchachos que parecen tan inocentes
como el fondo de una bandeja plana
los que nos traen los problemas".
"Esas personas que al entrar de improvisto en una sala,
silencian a la concurrencia
porque están buscando a alguien que no se encuentra allí"
(Si así sucediese: ¡Cuántos silencios por el mundo!
El bosque del silencio sería éste.
Pero del silencio auténtico:
nada de palabra timo tomando su lugar)
"Nuestra idea fundamental de la eternidad
es una condición que no puede variar"
(Y esto se demostrará ciencia punta un día.
Ese día que alumbre el último cambio
para no ser esto ya jamás la misma cosa)
"No existe el hombre que realmente desee la libertad.
En cuanto puede enseguida adquiere un hábito...
Es una forma de inmortalidad".
(Y para destituir aquello de "una imagen vale por mil palabras"
que los marchantes de arte contemporáneos acuñaron para enterrar al verso
la frase lumínica, desprendiéndose así de la competencia):
"Una imagen es una parada de la mente entre incertidumbres"
(Si la palabra no lo describe, ¿qué me dice un cuadro?
Habla de que la función primera de la mente es el lenguaje,
por el que se llega a todo y sin él no se conseguirá;
no las matemáticas, ni las pinceladas,
aunque ambas nos sirvan de diagramas.
Palabra: tercer ojo,
esa imprescindible visión interior
que siempre nos traducirá al mundo externo,
o lo único que logra que ese interior sea externo
lo más fielmente posible.
Palabra: Instantánea primera de todo
capaz de desglosarse en el cinematógrafo continuo espaciotiempo)
"No conocemos la muerte,
ni sabemos con qué frecuencia ha puesto a prueba nuestro espíritu más vital.
Mientras nos hallamos en el salón, ella está de visita en la despensa".
"Esa boca groseramente montada a horcajadas en una maraña vacía de la ingle".
"¿Qué sabrás tú de mí, carne del hombre?"
(Y ésta, que parecería Pizarnik, si Djuna no hubiese sido antes....
También, también las dos frases de arriba):
"Bebo las aguas de la noche en el abrevadero de los malditos
y me sumerjo en las mismas hasta el corazón".
"Es como si estuvieran expuestas a los golpes continuos de un adversario invisible".
"....gritando entre lenguas la terrible EXCOMUNICACIÓN".
"Pero vosotros, caballeros, estáis ahí sentados
diciéndome que el barrio no marca la diferencia".
"¿Por qué ventura debiera hacer como los escritores prudentes
y protegerme contra las conclusiones de mis lectores?"

....Ya vimos que sí lo hiciste, Djuna.
Y hasta aquí esta flor de Vademécum-Djuna.
Si quieren extraer más: Acudan a las fuentes.
Hay tan hermosas frases de tan distintas manos,
tan hermosos versos,
tan inteligentes,
que ¿por qué las páginas web o los libros editados que se dedican a lo mismo:
compilar frases ingeniosas,
de modo que alcanzásemos el techo del orbe por esa escala de Jacob,
buscan siempre en los mismos lugares, autores?