Esta de salvar esta ventana escrita al mundo para los fines por los que naciera: Mis palabras a ti hermana, a la injusticia de tu muerte.
Ya lo hemos intentado con "Esta luz sepultada"; pero esto es superior a mis fuerzas.
Mejor será me llevé de aquí las palabras a ti, que rehabilitarlo. Me desgarra tener que borrar todos los testimonios dados, cuando quizá ni tiempo tenga para trascribir otras cosas, ni para pensar, ni para ejercer mi derecho a gritarlo.
Así, como se nos apisona a los que estamos a merced de los otros hasta para algo tan sagrado como para exponer lo que se piensa y siente.
Aquella imprenta y no estos ordenadores, aquella que hasta a Lutero hace tantos siglos sirvió para darle un buen zarpazo a la Iglesia Católica Inquisición.
Aquella imprenta y si pierdes en tu lucha por la divulgación de tus ideas, sólo podías esperarte lo que Galileo o lo que Servet, y no este desgraciado ver cómo te arrancan tiempo que no tienes como si de los huesos la carne.
Hipatia queridísima, horripila pensar lo que te hicieron; pero al fin te lo hicieron una vez.
"Vaya consuelo", te estarás carcajeando ahora que no lo sientes.
Ningún consuelo también lo mío, ningún remedio.