"La rebelión es mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos" Alejandra Pizarnik-en esta vida

"Solo veo rosas" Alejandra Pizarnik-más allá de esta vida-

domingo, 30 de agosto de 2009

Los repugnantes. Aquellos para los que el fondo de los fondos no contiene lava sino suciedad

Siento que así he de calificarlos, de repugnantes. Leyendo los diarios de Kafka, como también con los de Pizarnik (y seguramente con todos los diarios interesantes que hayan podido ser escritos, no demasiados más) me ocurre, noto la desagradable presencia de esa figura, casi siempre tirando a repugnante, de los "albaceas literarios"; de modo que, en tantas ocasiones, no nos parece siquiera estar leyendo lo que leemos o a quienes, sino lo que les interesó filtrar a los mezquinos que acabaron dueños de sus papeles póstumos. Esa confianza con la que anotan al pie (y sobre todo peor si no anotan) : consideramos que debemos cambiar de sitio esto pues fue escrito antes o después de aquello otro, revela la desconfianza que tienen a decir igual de alegremente: suprimimos esto o aquello, pues no nos hacía gracia o no nos retrataba (a ellos, los repugnantes que quedan de propietarios, de lo que sus mismos actos les revela inmerecedores, de los papeles del muerto) todo lo bien que queríamos.

Al menos dejan intactas reflexiones como ésta en Kafka que es ya reveladora del fondo de sus fondos:
A un cierto nivel del conocimiento de uno mismo y en unas circunstancias inherentes, favorables para la observación, debe ocurrir normalmente que uno se encuentre a sí mismo detestable. Toda la medida para lo bueno -por muy diversas que sean las opiniones al respecto- parecerán demasiado grandes. Nos daremos cuenta de que no somos más que un nido de ratas, de pensamientos ocultos y maliciosos. Estos pensamientos serán tan sucios que ni siquiera se decidirá uno a pensarlo hasta el fin, al observarse a sí mismo, sino que se limitará a contemplarlos a distancia. Estos pensamientos no implican únicamente egoísmo; frente a ellos, el egoísmo nos parecerá un ideal de bondad y de belleza. La suciedad con la que uno se enfrenta es algo que existe por sí mismo; descubriremos que venimos al mundo llenos hasta rebosar de tal inmundicia, y que, por su causa, dejaremos el mundo sin ser reconocidos, o demasiado reconocidos (Yo opino que los portadores de la tal suciedad mencionada por K. dejan el mundo DEMASIADO RECONOCIDOS. De lo cual él se salvó con su introspección, reconociéndola, sabiéndose portador de ese fondo, fondos en los que diametralmente están opuestos, en su consideración de él, y, por tanto, en su sentirlo ser en ellos mismos, A. Pizarniz y F. Kafka, ya que como él dice a continuación) . Esta suciedad es lo más bajo que encontramos; el fondo del fondo no contiene lava sino suciedad (Debemos comparar a Pizarnik y su volcán velorio de la lengua, esa que traiciona a los dulces decidores, en su deseo de ir... nada más que hasta el fondo, para saber que el fondo de ella contenía LAVA no suciedad; aunque desconocemos si sus pensamientos, de A. P, eran de la índole "nido de ratas", si mantenía para sí algo oculto y malicioso... Aunque no lo creemos. Dado el reconocimiento de ella de que el volcán de la lengua deja con el culo al aire --como se ve por cualquier palabra que cualquier autor o no autor pronuncia o escribe-- a los dulces, "veraces", decidores) Será lo más bajo y lo más alto, e incluso las dudas provocadas por la observación de uno mismo serán muy pronto tan débiles y autosatisfechas como el revolverse de un cerdo en el estiércol.

Aunque el fondo de los fondos, ratas y estiércol, de Kafka en él únicamente implicaría el laberinto sexual en el que por comodidad y miedo se dejaron atrapar cuantos sintieron el peso de los torpes y criminales dictámenes de lo social en esto. Y a pesar de que todos los sucios, cuya suciedad abarca ya todas las parcelas de la vida, no sólo la sexual (sucio en el sexo, sucio en todo, y cuando el sexo es sucio bien lo sabemos todos), tuvieron aquí su principio y andamiaje para las demás, hemos de reconocer que esa suciedad a la que tan inocentemente se refiere Kafka, como la iglesia lo haría puerilmente al pecado original, no es otra que la MALDAD. Y para ser ésta, eso sí se ha mamado desde los genes (aunque mucha de ella venga por los memes) Y ahí sí que pueden ser representados los auténticos sucios sexuales. La MALDAD, eso que nos engríe sobre el sufrimiento de los otros, en todas las parcelas, y lo consideramos un placer; y no disfrazar esto con aquello del sadismo. Por ello los personajes peores son siempre los más relevantes de todas sus épocas. DEJAN EL MUNDO DEMASIADO RECONOCIDOS, como Kafka apunta; ¡y hasta siguen siendo póstumamente reconocidos! Qué grandísima colección de miserables es la galería de rostros histórica, se dedicasen a lo que se dedicasen. Si hiciésemos un repaso honrado por todas las literaturas, ciencias, políticas, poderes económicos culturales o armamentísticos ( y artísticos) del mundo, ¿cuántos de esos rostros que ahora consideramos imprescindibles o como lujos del patrimonio común quedarían en pie? Hay muchos más Lenin-Stalin y Francos y Pinochets y Hitlers, Sadam Husseines, y en todas las parcelas de todos los históricos aconteceres, que rodarían por el lodo o serían arrancados de cuantas fachadas o nombres de calles, o de los que rodarían sus bustos y estúpidas estatuas por los suelos.

De lo cual, rodar por el lodo, les salva la innúmera legión que sigue siendo como ellos: Malvados miserables en todas las parcelas, ¿cómo no en el sexo?

..e incluso las dudas provocadas por la observación de uno mismo serán muy pronto tan débiles y autosatisfechas como el revolverse de un cerdo en el estiércol. Este es el único poder introspectivo al que llegan los que dejan este mundo siendo DEMASIADO RECONOCIDOS.
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