Hermanita, dejar este diario encabezado con mis palabras dichas a ti, algunas hermosas, todas llenas de sentimientos, de desesperación, de angustia,

grito ante la injusticia, inútil como todos los gritos reclamando eso que jamás existirá en este mundo: Justicia. Y todavía no encuentro en ninguna de las tres redacciones que tengo por aquí del libro a ti, el poema que te escribí en un clínex allí ante tu cabecera de cuerpo presente. Ni lo encuentro; y sus palabras me suenan a tanto dolor... que hasta la memoria flaquea en su recuerdo.
Valga éste que aquí te dejo:

En un rincón del planeta

una esquina de Madrid
ya no del barrio;
en esa ciudad del sueño
que nunca más dormitorio,
bajo una losa de mármol
que grita con vuestros nombres
hacia ese sol desdichado
tridimensional,
pálida cera que os amortaja un cuerpo
taponando el orificio de salida-entrada
que hacia otra vida da
una escala más alta
cuatridimensional,
o más baja:
bidimensional
o Cielo.
Meter la mano debajo de esa losa
asomar ojo o rostro por ese agujero
¡esquina ¡esquina! hacia otra vida,
ángulo recto sinusoidal,
hundir la mano en tierra que recubre
los rostros más queridos
buscando la verdadera voz,
¡hundir la mano en aire
de anterior simetría
superior geometría
que fue, es, y seguirá siendo!
Hundir los dedos hasta tocar el ave
recobrar su plumaje
voz antigua
¡Voz en el más estricto futuro
o final de los tiempos!

Y esta voz que yo quería tocar, recobrar, voz verdadera, voz antigua (¡cómo me sabe a Alejandra esta expresión, a sangre, su sangre mi sangre, toda la sangre derramada del verbo!) voz en el más estricto futuro.... Parece que desde 1991 y tu muerte, hermana, cuando esto escrito, llegaría a ser al cabo de once años la voz de Alejandra Pizarnik en mi habitación diciembre y 2002.
Y al ir poniendo aquí esta escala de Jacob, versos, su alma su contenido, me traían el sonido de otra voz, la suya, de Alejandra, que fue, es y seguirá siendo, diciendo otro tanto....
Una textura de luz en la que la mano se hundiría
como en la blanda tierra que te cubre, padre mío
de ojos azules recién llegado a tu nuevo lugar callado

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