"La rebelión es mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos" Alejandra Pizarnik-en esta vida

"Solo veo rosas" Alejandra Pizarnik-más allá de esta vida-

sábado, 1 de noviembre de 2008

La esperanza es algo muy frágil. Algo como esta rosa de cristal qe ahora mismo acaba de estrellarse contra el suelo, o esa estalactita qe de pronto se

desprende del tallo robusto de su pared de roca... Con tan buena fortuna que acierta en mi ojo.

Y de esa esperanza desprendida
no es esta lágrima,
no crean.
Además aquí no hay lágrima alguna.

Desde entonces veo más:
desde que la esperanza me acertó en el ojo,
buen arquero,
ya quisiera Cupido.
Veo más,
lo cual no quiere decir que mire.
Es mejor no mirar si has de seguir con este guijarro en el ojo,
punta de flecha cristalina
que miraba para ti...
¡o tú mirabas para ella!
Colmo de tu desgracia a ti misma debida.

La esperanza es un parto solitario
que tú sola te asistes,
y por tanto, de los inconvenientes:
tú la responsable:
tú el resultado.

Espero ¿qué?
con el ojo así taladrado y es la pupila,
esa vagina ocular por donde el mundo entra,
a pesar de ti, a pesar del mundo...
Tampoco es que le importe mucho al macho mundo
una vagina más o vista que penetrar de sus inmundicias.

¿Mundo vertedero?
¿Se puede tener esa visión?
Habría que preguntarse al respecto
de si es lícito tener otra distinta.
¿Es lógico ¿Es responsable?

Ahora mismo veía, hace unas horas,
lo que al mundo le espera a la vuelta del 2050,
justo mi centenario:
una posible glaciación
interrumpida la corriente termo alina o del golfo
como la llaman.
Una glaciación por una desertización comenzando
y los millones de muertos que prevee Nostradamus en sus cuartetas
(¡O preveía la Gran Dama Cátara,
el Culto perfecto de los puros!)

Y subo aquí esta imagen de estalactitas,
no para desearles que les caiga en el ojo una:
esa incomodidad de ver aunque no mires
que tenemos los entes sensibles,
de presentir, diríamos,
ese algo tan femenino o empático de ponerse en el sitio del otro
y revolvérsete todo por dentro
cuando el lugar del otro es un ser cadavérico aun siendo un niño
de los muchos millones de seres que en el mundo anula la miseria
del modo más atroz, la miseria que les endosan sus contemporáneos de los países ricos,
esos casi sus parásitos, diríamos,
¡o sus propios paisanos con poder en sus países propios!;
subo aquí esta imagen de las estalactitas
y sus pinchos satánicos a la busca del ojo,
del ojo ciego de la esperanza para hacerle ver,
por no subir la cara de esos niños y sus madres:
cadáveres aun antes de ingresar en la tumba.
Y ni siquiera tumba,
pues ni siquiera eso tendrán.
El grado más alto de la miseria,
como los masacrados en los campos de exterminio:
Una excavadora arrojándoles a un hoyo rociado de cal
mezclados los rostros con los culos
en esa increíble comunión de la carne,
¡en esa espeluznante!,
arrojándoles mientras les mezclan con la tierra y la cal
con los ojos aún abiertos
en un grito último de la conciencia habitando ya Otro Mundo,
grito por Justicia.
¡Ojos como clavos ardiendo en el candil de la memoria!
Así clavados serán en las vidas, que no tendrán otra Más Allá sino esa tortura,
de sus masacradores.
Ojos abiertos de los cadáveres aún vivos, o ya en Otro Mundo,
mientras sus semejantes disfrutan la opulencia de los diamantes que les pertenecían,
del coltán, que nos recuerda Vázquez Figueroa que les pertenecía,
de las riquezas de la Tierra, ¡más merecida por ellos que por otros!,
y les fueron arrebatadas...
Sus vidas así consumidas, así impedidas.

Cuchillos fuesen, no diamantes, en el ojo cerrado de las conciencias.
Cuchillos, agua congelada, alma congelada por el espanto.
Cuchillos esas almas, esas vidas impedidas.
Grupo poético de Sombra & Sombra Dentro de mí con ella que es yo El extraño caso de una generación fundándose a sí misma.
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