Los giros enigmáticos

La materia está hundida en el misterio,
de rostro sumergido en el más allá
realidad bien distinta.
Son las partículas mensajeras,
la física dice bosónicas,
las que caminan a tres patas dimensiones.
Necesitan de un mundo como el nuestro
carente de la información adecuada en el sitio preciso
o carente en absoluto de información
que no fuere trozo subjetivo de la misma....

El día que se hizo la luz o fueron los fotones, no tan al principio como nos enseña la Biblia, a los 500.000 años de empezar todo (Aunque los ingredientes que nos enseña la Biblia son casi punto por punto los que dice la Astrofísica o la Cosmología: En el principio o al principio dios hizo o separó entre sí las aguas, más o menos lo que dicen los físicos de partículas: Lo que era al principio: Un líquido sin ninguna viscosidad, aunque a millones de grados, que desde luego se separó, o le separaron, lo que fuere, quien fuere, pues ésas son las fluctuaciones en la densidad que mostró el Cobe y que dieron origen a la estructura cósmica o a nuestras galaxias. Y de que hay un fíat lux fe es ese desacoplamiento de la materia y los fotones que prácticamente HIZO LA LUZ) Ese día se acabó la libertad de las demás partículas. Fueron conducidas a que, aun viendo en dos direcciones, girar 720º, mundos distintos a los que asoma, quedar atrapadas en uno de los mundos este tridimensional o bosónico que las utiliza para crear volúmenes estructuras.
¡Y ellas pertenecen, las partículas de la masa, a lo que está por encima... o debajo, excede o prescinde de un mundo tridimensional!
Justo en el límite de lo que no puede ser más pequeño ya, aunque más potente, o lo más grande que existe: Universo: cuenco que contiene esta tridimensionalidad tan afín con la muerte.....
¿Ahí la raya de Kepler?, misterioso fractal, aunque no lo parece oculto en esas tres sencillas y matemáticas proposiciones....
Y los giros misteriosos de nuestra masa, de lo que somos, ese recorrer dos mundos pareciendo habitar sólo en éste.... Procuran el derrumbamiento cuántico de la materia inteligente que somos... Pues jamás podremos ya solucionarlo,
hermana
(Alejandra, hoy diríamos también)
en la impotencia más absoluta que es tu muerte
en esta orfandad de por entero el mundo.