siento escribo.
La vida es un sumidero;
y cuando harto de cruces
vas al fondo.
Nótase transcurrir tiempo de Einstein:
Más deprisa según te mueres,
te traga;
más lento si en calma superficie
te amorenas al sol, flotando,
peso específico poco para pisar sobre las aguas:
no hay que tener alma
para no estar bajo las olas.
¡Agua ¡Agua!
Es mejor cargar con este peso
del océano encima
que cómodas vacaciones en costa.
-¿Habrá descubierto ésta la Atlántida?
Se preguntan.
Algo van por ahí los tiros.
Hay una luz en el fondo,
si es que desciendes mucho,
que obrando de quitaescalofríos,
te ilumina de Dios neuronas con rostro
manos con huellas dactilares...
Toda la identidad cambiada por esa maravilla:
Luz en el fondo.
Hay una luz al fondo si es que desciendes mucho....
Y el escalofrío se me pone ahora 2008, viendo, Alejandra Pizarnik, qué luz te atrajo hacia el suicidio, esta que llamo yo aquí: Luz en el fondo, ese fondo al que confesaste tan claramente desear ir:
criatura en plegaria
rabia contra la niebla
escrito
contra
en
la
el
opacidad
crepúsculo
no quiero ir
nada más
que hasta el fondo
oh vida
oh lenguaje
oh Isidoro
septiembre de 1972
Me temo que para fechar mis propias palabras yo he de ser más imprecisa.
Escrito, mi poema de arriba, a raíz de la muerte de mi hermana noviembre 1991 (1992-1993) TODAVÍA LO IGNORABA YO TODO DE ALEJANDRA PIZARNIK (esa es la clase de cultura que tenemos, que nos dan. Como la clase de vida. Si se ningunea este trabajo: MI TRABAJO, si se murió anocheció el trabajo de ella hasta morirla anochecerla...)
No quiere ir nada más que hasta el fondo, dice Alejandra. Atraída por la luz que yo digo arriba: Hay una luz al fondo si es que desciendes mucho.
