Esto dejaste escrito...
(Y nunca he averiguado,
ni siquiera ahora 2008,
si eran tus propias palabras
o de alguna cita con las que tanto te gustaba adornar tus agendas personales)
Esto dejaste escrito.
Y tu grito quiero yo, reventando el Cosmos, lanzarlo
con boca llamarada ¡Para acabar el mundo!
Si en vez de lágrimas componiendo oraciones
¡llamas fuesen los signos de mi boca!
Si fueran lo que debieran,
este ardor que las siento...
Para acabar la injusticia que es que mueras
todos tus sueños por cumplir.
¡¿Quién tiene derecho a triunfar,
ser feliz, salir ganando,
en esta historia donde la regla es:
"No ganaréis nunca"
"Sólo con los pies por delante
os dejaremos abandonar el 'juego'"?!
Juego en el cual hasta la postura de perdedor alcanza un límite,
ese en el que "no podréis quedaros como estabais"
pues ya os despojaron de lo más vuestro:
aquello, quitado lo cual... qué más da que estafen el resto.
Por las noches la tristeza del mundo
se enrosca a mi alma
como mortal veneno
Un poeta sin palabras,
porque la Belleza hermana
no empuña el lapicero.
Lo hace lo sin vergüenza
lo sin valor alguno,
¡empuñan sus computadoras
que escriben solas!
(Ahora diría con mi experiencia de internet, que plagian solas, que atropellan lo más santo y lo reducen al mismo silenciamiento ninguneamiento que la vida diaria, la "cultura" siempre entre comillas del libro impreso)
Lo hace lo que se encumbra a sí mismo
en medio del valido consenso general,
nada tendría que hacer ese parásito
si no contase con esas ovejas.
Lo hace, empuñar la computadora que la encumbra,
la palabra que no hizo nunca el mundo
y que con toda desfachatez se proclama su única propietaria.
Esa palabra que se compra con dinero,
se vende por lo mismo
y viene a oscurecerlo todo
lenguas innobles declamándola,
por lenguas innobles convertida
en un puñado de baratas reglas
(Hoy, después de conocer en el 2001 a la más hermosa lengua en nuestro idioma,
diré con ella: lenguaje semen viejo hueso que despista animal mojado de agua negra, son ese puñado de baratas reglas y los milenarios estafadores que esconden)
reglas... de juego.
¡De juego... ¡Con tu vida!
Con tu vida preciosa, con las preciosas vidas.
¡De juego con el mismísimo aire que respiro
con el fin de retirármelo,
el fin de enmudecernos!
...El fin. Que en ti logran.
Esa ponzoña que me asfixia
desde que pongo en letras lo que siento,
y es son ellos, todos ellos,
usurpadores del alma: de la palabra.
Esa ponzoña que ¡Vive Dios!=¡Vive tu Vida!,
ha de volver a su origen para asfixiar sus bocas.
¡¡Vive Dios=Vives Tú, que mi Palabra no pasará,
la mía no,
no como la tuya,
no como la de tantos,
pues dicha está en todos nuestros Nombres!!
Y esa va a ser la única clase de DICHA que me llevaré de este mundo:
Haber dicho en el Nombre de cuantos Nombres enmudecieron
(Después de, ¿1993, 1994, redactadas estas palabras? he de añadir:
Que me llevaré esa DICHA de haberla dicho, trabajado, exudado su sangre,
pero ¿no se ha realizado con ella otra forma más de enmudecimiento,
después de cuarenta años, ¡o después de catorce!, en mis cajones
en mi misma prisión domiciliaria, sepulcro para vivos?)
...Con un puñado de baratas reglas.
Barato es todo lo que se compra con dinero
aunque tenga el poder de silenciar las almas.
Pues ¡Quién como ellas?
¿Qué comprado tan barato
que con dinero,
puede venderse tan caro
que entre los pliegues de esa transacción
la vida ahogue de una belleza superior,
poetas sinpalabras que sois
(sin palabras cuanto con gritos)
¡que somos, yo me incluyo,
yo y mi silenciamiento ya sacrilegio
cometido por las letras de este país ruin,
poetas que nos mata el mundo
después de reducirnos al silencio!?
Soy un cadáver
o un ser que no ha nacido.
¡Oh el presente,
el muerto del presente!
¡Oh el día a día en el que anidan
las criminales voces!
Guadaña sin misericordia
sobre sus cuellos quiero.
¡Ahora más hermana!
¡Ahora toda!
¡No más poetas privados de la palabra
muertos sobre por en el mundo!
¡No más mercachifles en el Templo de la Palabra!
Templo en el que han injusticiado sobre el altar de su falaz verbo
¡al, a las únicas sacerdotas, mujeres sobre todo!
¡Y no más mercachifles en mi Templo,
Yo sí os arrojo, Yo!
He de verlo con mis ojos de esta Tierra
para que tú con tus ojos de Otra Vida
¡¡Hemos de estar presentes en ese Día del Trueno y del Fuego,
del Verbo ardiendo descendiendo más lengua de fuego que nunca!!
Por las noches las tristezas del mundo
se aferran a mi alma:
Estas sí tus palabras ¡Mis!
¡Justicia reclamando
Mano de hierro, reclamando reparación!